Hika chan y su habitación

Acababa de llegar al instituto donde mis padres me habian obligado a ir. LLegé a las habitaciones de mal humor.. Abrí la puerta de mi cuarto con la llave y tiré mis maletas al suelo, sin preocuparme. Estaba enfadada.. Porque tenia que estar allí?..-Pegué una patada a un mueble que tenia cerca,pero me di en el dedo pequeño del pie. Kyaa!!!-grité tirandome al suelo.

La puerta seguía abierta, no me importó. Solo quería irme de alli.

Aun era relativamente temprano en la escuela, aunque ya la mayoría de los alumnos estaban en sus respectivos salones, o por lo menos eso pensaba Sebastian mientras deambulaba por las inmediaciones del la enorme academia. Él sabía que hoy llegaba una alumna nueva y que por eso tenía el día libre de clases. Además de esto, la ocasión era prácticamente perfecta, hoy no tenía clases a este horario, así que podía aprovechar de recorrer todos los pasillos que aun no conocía del lugar. Ya llevaba su tiempo caminando por el lugar cuando vio algo interesante, las habitaciones femeninas. Como aun estaba en hora de clases se decidió aventurar sin miedo alguno a ser encontrado, aunque, tampoco tenía por qué tenerlo, ya que aquel lugar estaba completamente abierto para el personal docente. -Kukuku~- rió mientras avanzaba lentamente por el largo pasillo, donde había una innumerable cantidad de habitaciones, aunque todas completamente cerradas. A lo lejos logró distinguir una puerta abierta de par en par, lo cual le pareció raro en una primera instancia. Mientras se dirigía hacia aquella puerta, escuchó como desde el interior de esta se desprendía un largo y agonizante “Kyaaa”. Rápidamente apuró su paso para ver qué era lo que acontecía en aquel lugar, pero simplemente se encontró con una chica tirada en el piso.

-¿Se encuentra bien señorita?- Mencionó el elegante hombre con un tono bastante profundo y amable mientras recorría con su mirada a la muchacha. La chica portaba el uniforme de la institución, o por lo menos eso se podía notar. Obviamente esta oportunidad era única y Sebastian no la iba a dejar pasar por nada en el mundo.

Seguía allí tirada cuando oí algo detrás mia. Me giré y vi a un hombre alto y elegante.
Parpadeé un poco extrañada, y lo miré fijamente.

Si.. solo ha sido un golpe-dije mirando de forma asesina al mueble.

Entonces percibi algo extraño en aquel hombre, su mirada intimidaba bastante..
Quien eres..-dije de repente, aún desde el suelo.

Aparentemente la chica se encontraba bien, sin daño alguno, una simple caída. Al parecer la mirada del misterioso hombre hacia que la chica se comenzara a intimidar, pero él no prestó atención a esto, ya que la preocupación por lo sucedido era mayor a lo demás. Lentamente avanzó unos cuantos pasos, quedando frente a la chica. -Sebastian Michaelis- Mencionó con un tono solemne -Profesor de Idiomas. Mucho gusto- Agregó sonriendo y haciendo una leve reverencia. Sutilmente ofreció su mano para ayudar a la joven dama a levantar su joven cuerpo.

-¿Y con quién tengo el honor de charlar?- dijo desprendiendo una elegante y blanca sonrisa.

Me sorprendí, no sabia que fuese un profesor. Lo miré bien. Si, ahora que me fijaba se le veia más mayor
y su comportamiento también indicaba que era alguien con cierto nivel intelectual.
Entonces tomé su mano para levantarme. Gracias-hice una pausa-Soy Hikari Nadeko, alumna y residente del instituto-dije mirando su deslumbrante sonrisa.